Rosell Meseguer


 

El Mediterráneo se ha convertido en parte de nuestra vida cotidiana, por la creencia, tal vez de un lugar diferente o mejor, en el lado opuesto del mar. Esta mirada se repite en las imágenes de Rosell Meseguer a través de las aberturas de las construcciones a lo largo de la defensa del puerto y la costa de Cartagena en España, cuyo uso se remonta a los combates durante la Guerra Civil española, y que actualmente están abandonados y aislados de las vías de transporte, proporcionando a una mirada panorámica.

Lisa Le Feuvre. Comisaria. The Photographers´Gallery, Londres. 2004

 

 

 

Las ruinas de la memoria y la fortificación del sujeto

Unas consideraciones en torno a Rosell Meseguer

Fernando Castro Flórez


 

“La casa de Caín en las estepas de Enoch viene a ser el “blocao” iniciático, construido según las escalas de protección y las necesidades de una nueva vida, ruinas imaginarias que apenas esbozan diseño alguno. Su planta obedece a la alegoría de la tumba en donde a veces se alarga como laberinto y refugio para la vida, si el azar así lo destina”.

Zirek ha señalado que entre los antagonismos que caracterizan nuestra época, tal vez le corresponda un sitio clave al antagonismo entre la abstracción, que es cada vez más determinante en nuestras vidas, y la inundación de imágenes pseudoconcretas. Si podemos entender la abstracción como el progresivo autodescubrimiento de las bases materiales del arte, en un proceso de singular despictorialización, también tendríamos que comprender que en ese proceso se encuentra en núcleo duro de lo moderno. En un mundo caótico una de las “salidas” puede ser meterse en la cripta camuflarse, evitar estar desnudo a la intemperie. En el camuflaje o, para complicarlo más, en lo que Caillois llamara “psicastenia legendaria”, esa suerte de psicosis insectoide, relacionada con el estadio del espejo, se produce una virtual desustanciación del ego. Frente al mantenimiento de la diferencia y la autoposesión, el mimetismo representa, de este modo, una pérdida de la autonomía, de lo diferente, del límite: la confusión con su entorno, la “inscripción en el espacio”, acerca al sujeto a la desposesión, como si cediese a una tentación ejercida sobre él por la vasta exterioridad del espacio mismo, una tentación a la fusión. Recuerdo ahora el cartel repetido de Ciudadano Kane “!Prohibido el paso!”, nos advierte de que si seguimos adelante entraremos en un dominio extraño. Rosell Meseguer se adentra, ciertamente, en un dominio raro, fotografía, con una morbosidad extraordinaria, las formas del poder militar devenidas ruinas, rastrea una zona de la costa mediterránea, en cierto sentido retorna a un descenso al subsuelo infantil. Vuelve, una y otra vez, a ...

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